sábado, 13 de octubre de 2012

Experiencia de propedeútico en el Seminario Diocesano Nuestra Señora!

Esta ha sido una experiencia maravillosa de preparación para ingresar a la casa de formación Siervos del Espíritu Santo!
Un año de silencio, de permitir escucharme, reconocerme y darme oportunidades maravillosas que han contribuido a la toma de decisiones.
Bendito Jesucristo!

Algunos de mis compañeros son:

Jesús Álvarez
Sergio Alzate
Juan Pablo Cano
Jaime Cardenas
Fausto Cardona
Henry Cardona
Andrés Castaño
Jackson Ceballos
Martin Ciro
Luis Clemente
Daniel Fernandez
Edison Gallego
Armando García
Yoni Garcia
Wilson Giraldo
Uriel Gonzales
Ricardo Grajales
Anderson Guevara
Victor Jaramillo
Freidy Lopez
Santiago Montoya
Ricardo Muñoz
Daniel Ocampo
Carlos Ortega
Diego Poveda
Ever Quintero
Jairo Ramos
Germán Rodriguez
Diego Silva
Edwin Valencia
Santiago Vallejo
Johan Vergara
Jeyson Yarce

que bendición que mis hermanos estén en el Servicio de Música Yeshua!


viernes, 12 de octubre de 2012

ensayo de Aparecida



    
    
    
    
    
 



La ciudad de Aparecida, en el año 2007, alberga y recibe con gratitud a los honorables y excelentísimos Obispos de América Latina y el Caribe, con el fin de brindar al clero y a los fieles laicos, “indicaciones pastorales, motivadas con ricas reflexiones a la luz de la fe y del contexto social actual” y de “reforzar su formación cristiana”. Así pues, el documento conclusivo de la V Conferencia general del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, ofrece de forma clara y asequible al clero y a los que implícitamente se llamarían “teólogos populares” el llamado que Cristo hace por medio de ellos a ser “Discípulos y Misioneros”. El documento dispone de tres partes principales, las cuales serán expuestas y discutidas una por una (1. La vida de nuestros pueblos hoy. 2. La vida de Jesucristo en los discípulos misioneros y 3. La vida de Jesucristo en nuestros Pueblos), permitiendo postular ideas que humildemente busquen aprobar postulados, o en otros casos, y desde la experiencia pastoral, debiesen estudiarse más a fondo, reconociendo que “Aparecida” muestra una Iglesia Latina madura.
LA VIDA DE NUESTROS PUEBLOS HOY
Es importante para el que desee profundizar en el documento, el método que se plantea: ver, juzgar y actuar, con respecto a la luz de la providencia, según Jesucristo y desde la Iglesia. Método que no es nuevo, pues el Papa Juan pablo II en su discurso a los Jóvenes Chilenos en la Jornada Mundial de la Juventud de ese país propone: “asumid vuestras responsabilidades, estad dispuestos animados por la fe del Señor a dar razón de vuestra esperanza, vuestra mirada atenta al mundo y a las realidades sociales, así como vuestro sentido crítico que os ha de llevar a analizar, valorar juiciosamente las condiciones actuales, y no se puede agotar las simple denuncia de los males existentes, en vuestra mente joven, ha de nacer e ir tomando forma, propuestas de soluciones incluso audaces, no solo compatibles con vuestra fe si no también exigidas por ella”, con lo que puede ser estudiadas  las luces y sombras de nuestro tiempo, dando las soluciones a las cuales hace referencia el Papa Beato.
Sin embargo, el documento plantea postulados de vital importancia para los que deseen asumir el reto, complementando el método que se plantea. Entre ellos esta que: 1. Se debe seguir acogiendo el don de la fe, llegando a ser discípulos de Dios, por lo que se adquiere la plenitud extraordinaria, ella es, ver El rostro de Dios teniendo en cuenta que la forma más pura de hacerlo es actuar según la razón de ser de esta Iglesia que son los pobres y necesitados. 2. Que sin Dios toda realidad se convierte en un enigma indescifrable, pues si no hay camino, no hay verdad. 3. Que nos ama con inmenso amor, y que con él, estamos llamados a ser instrumentos del Reino de vida, justicia y paz, reino que se nos es propuesto, y al que si no estamos vestidos con traje de humildad y de pobreza, no seremos ni instrumentos, ni mucho menos podremos hacer parte de él, pues llamo a  buenos y malos, y no llegaron todos los que Él llamó. 4. Que la Eucaristía es el alimento substancial de los discípulos y misioneros, recordando que ser cristiano no es una carga sino un don, asumiendo el sacrificio como una verdadera vocación llevada con amor y oración. 5. ¿De que nos vale plantear soluciones si ellas no contienen la buena noticia del Evangelio a cuantos yacen pidiendo compasión? De nada. Ser profetas de la palabra y no de desventuras, es otro de los llamados para seguir los pasos de Jesús adoptando sus actitudes y sabiendo que los pobres son los importantes.
Empieza pues, ha describirse el título de la primera parte, y es interesante ver cómo, a pesar de que en nuestro contexto, la Iglesia ha perdido sustancialmente protagonismo y rol en la política y el gobierno, sigue dando aportes significativos, que si bien no son ajenos a escritores, politólogos y personas del común, que opinan en ocasiones sin criterio ni objetividad, son actuales y difieren de ellos pues siempre están desarrollados a la luz del Evangelio y teniendo el ser humano como protagonista y más al pobre.
Se tomarán en cuenta tres aspectos de esta parte: la ciencia y la tecnología relacionada con la situación personal y familiar, la globalización y la situación económica y la realidad de la Iglesia actual y que se enfrenta a desafíos impensables en otras épocas.      
La ciencia y la tecnología son nombradas en el documento, al parecer más con un tinte fatalista que optimista, pues más son los numerales y apartes en los cuales se “critica” que los numerales que lo ven como positivos. Los medios masivos de comunicación y la tecnología, deben hacer parte íntima de la Iglesia, pues no puede ésta desconocer (y no lo hace), la vertiginosidad con la que avanzan, más bien debe darse una amplia cabida a éstas de una manera prudente y equilibrada. Recordemos que no se debe deshumanizar ni despersonalizar la comunicación humana y sus relaciones, así pues, como al parecer éstas lo hacen, la Iglesia debe despertar en otro aspecto, y es, entender que se debe antes que atacar, catequizar (en todo el sentido de la palabra) a los jóvenes y profesionales, que son quienes más están a merced de ellas, en la buena utilización de las TICS y cómo por medio de ellas se puede llevar el evangelio a los más pobres y necesitados. Entonces, la discusión que se debe plantear, no es exclusivamente si llena o no los vacios de nuestra conciencia, que al parecer son suplidos, según el documento, por la información transmitida por los medios, y por la búsqueda indefinida de ella, más bien es cómo la Iglesia debe lograr hacer entender, que la familia debe ser un lugar impenetrable en su moralidad, por las banalidades y situaciones superfluas, pues violan su intimidad y desarrollan una paulatina desunión. 
La globalización, enfatiza Benedicto XVI, debe regirse también por la ética, poniendo todo al servicio de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios. Sin embargo, y certeza es, (se visualiza en las calles de nuestras ciudades sin necesidad de grandes estudios etnográficos) que en ella se siembran perpetuamente procesos promotores de iniquidades e injusticias múltiples, pues los grandes empresarios, sin hacerlo público, buscan exterminar gradualmente a los pequeños creativos, que buscan dar empleo y tener una vida algo digna. Si ellos, tuviesen la conciencia de un Dios misericordioso, y se percataran de que somos creados a imagen y semejanza de Dios, no en imagen corporal si no en bondad, tendrían pues un mínimo de consideración y no estuviesen persiguiendo un lucro inicuo e inmoral, que innegablemente destruye al ser humano y a su ideal de familia. ¿Dónde está aquella filosofía de la igualdad para todos y que se deben tener las mismas oportunidades para unos como para otros, sin distinción alguna? Promulguemos con fervor y ahínco, los sabios documentos de la Iglesia.  Uno de ellos nos recuerda: el objetivo de la economía es la formación de la riqueza y su incremento progresivo orientado al desarrollo global del hombre y de la sociedad en la que se vive y trabaja. ¡Padre Nuestro!
Y, cómo no, la Iglesia en su sabiduría reconoce algunas de las incongruencias y obscuridades que sigue teniendo en la estructura, como la falta de testimonio y las ambigüedades de algunos de sus miembros. Sin embargo, y no para los medios ya nombrados, la Iglesia sigue llevando luz para las naciones, teniendo como bandera el Evangelio de Cristo y como objetivo el más pequeño de sus hermanos. Temas como el interés de la Iglesia por que Cristo que es la vida misma, se conozca y se conozca su palabra, la religiosidad popular especialmente la piedad eucarística y devoción mariana, el valor de los sacerdotes y la formación de los próximos, la valiosa obra evangelizadora, la renovación pastoral, los diferentes organismos eclesiales y movimientos eclesiales y la liturgia entre otros, nos muestran como es poca la divulgación de las obras de la verdadera Iglesia Santa, única y apostólica. Y por ahondar una sola de ellas de forma sutil, se habla generalmente de hombres pederastas y con desordenes afectivos, que hacen daño a infantes y a familias enteras (que os perdone Dios), pero no se nombra misioneros que dan su vida por que otras permanezcan, mujeres dedicadas a cuidar y dar amor al que sufre en enfermedades violentas, grupos que dan alimento permanente a los que las grandes entidades y gobiernos no miran porque ni siquiera aparecen en sus estadísticas y monasterios orantes por la humanidad, entre otras, que realmente humanizan poco a poco, el sistema que se ha vuelto en contra del hombre y lo destruye.              
LA VIDA DE JESUCRISTO EN LOS DISCIPULOS Y MISIONEROS
¿Placer Vs servicio y renuncia?, entra de nuevo la necesidad de que la Iglesia despierte, y empiece a catequizar de una forma más audaz, para que el ser humano hedonista de este tiempo, se convenza de que el servicio y el desgaste por los demás (los más necesitados), vale más que el placer mundano, y que es la llave para poder vivir con el que es Vida, el que ofrece una vida eterna en la que Dios será todo en todos (Ap 109). Sabiendo que la alegría de la vida del ser humano es, entonces, la de servir y darse enteramente, es menester propio de las creaturas, reconocer la grandeza de Dios y sus regalos, y cómo la dignidad del ser, la familia, el trabajo, la ciencia, la naturaleza, permiten una integralidad y me hacen ser feliz en el servicio, ellas son el complemento preciso cuando velan y son congruentes en orden a los aspectos que contempla la dignidad humana. Así pues, Latinoamérica tiene gran riqueza con respecto a la vitalidad de la Iglesia, y esto hace, en conjunto con lo anteriormente nombrado, que los que hemos dicho Si, actuemos con alegría al anunciar al que vive.    
“Los seguidores de Cristo, deben dejarse guiar constantemente por el Espíritu” (Ap 152), para que con “los dones y carismas que El regala”, puede haber una evangelización efectiva. Es interesante ver como los Obispos relacionan tan estrechamente la Santidad (vocación del DM) con la acción del Espíritu Santo que es quien ofrece el encuentro Real con el Maestro, herramienta indispensable para evangelizar el Reino de vida, pues sin cambio y encuentro personal, ¿qué es lo que voy a comunicar?: letra muerta. El testimonio de vida es la forma más creativa y audaz de comunicar el evangelio, y de hecho la más impactante para los que no saben leer ni analizar documentos doctos. Se enfatiza, en que la santidad es la vocación del DM, sin embargo, podemos ver entrelineas, como se hace un llamado a la fidelidad, y el gran ausente en esta parte vocacional: el amor. Se debe ser testigo de la muerte y de la resurrección de Cristo para que podamos comprender la magnitud de la palabra amor y el nuevo significado que el Maestro le dio. En orden a lo expuesto, con el Espíritu Santo debo ser testigo fiel del amor de Cristo en Santidad, y así llevar la alegría de ser DM recordando que ser cristiano no es una carga, es un don.
Siguiendo en la línea de la cristiandad, y en la naturaleza de Cristo, desde el Padre Nuestro nos ofrece una vida comunitaria que implica esfuerzos y desafíos en las diferentes clases de vocaciones “ocupacionales” que en la libertad el hombre escoja, teniendo en cuenta que la mayor y más bella vocación: el amor. Es de reconocer los esfuerzos inagotables que ha hecho la Iglesia desde su fundación como católica, para que el evangelio sea conocido y practicado, sin desconocer las obras de las cuales se habla al principio del documento. Sin embargo, la conferencia muestra una Iglesia ya desligada (en el buen término de la palabra) de la Iglesia europea y madura, porque no estar en concordancia con ella y hacer caso a sus sabios consejos y exhortaciones nos las da para que el evangelio sea conocido, objetivo principal de la Iglesia, y más a los pobres y oprimidos por lo actual que se viva en cualquier tiempo. Es de anotar que, para ser un DM en la alegría de Cristo, según las necesidades actuales de nuestras regiones, se debe enfatizar en que debe haber como iniciación una experiencia kerigmática fundante, en la que se perciba y viva el Amor; una vivencia comunitaria que permita procesos de inclusión basados en la obediencia al Magisterio y  formados en Biblia y Doctrina que permita que la misión salga al encuentro de los alejados. Esto asegurará que los católicos, estén fundamentados, y no salgan de la Iglesia, por vacios “teóricos”, pero ¿por las incongruencias de sus miembros? ¿Qué hacer? No es cuestión en este momento.
Siguiendo con los aspectos comunitarios, y haciendo hincapié en que el DM se nutre con el Pan Eucarístico y la Palabra de Dios, se nos ofrece gratuitamente la Diócesis como un lugar de comunión en que se deben formar comunidades organizadas y bajo la reglamentación eclesiástica (con lo que esto conlleva – comunión con la Iglesia) en los que se propenda por la una evangelización integral de la cual se ha venido hablando. De estas comunidades que permiten la evangelización, hacen parte dos sujetos vitales para la evangelización (sin desconocer al evangelizado): los sacerdotes como DM y animadores de la misión y los laicos. Estos últimos, siendo “cristianos que están incorporados a Cristo por el bautismo, que forman el pueblo de Dios y participan de las funciones de Cristo” son agentes activos de la misión, por ende es a ellos con los que con Amor debe formar la Iglesia (como ya se manifestó)  tiene desafíos claros: ayudar a la transformación de la realidad según los criterios del evangelio y la coherencia de ser evangelizadores, ganada seguramente y sin temor a equivocarme, gracias al encuentro Kerigmático constante. Por otra parte, los sacerdotes que tienen grandes retos, además de muchos otros que no son contemplados en el documento, sin decir que no existan: 1. El sacerdocio ministerial debe estar al servicio del sacerdocio común de los fieles que se nos fue dado por el Bautismo, debe estar inmerso en la cultura actual, dejando de ser ajeno a la realidad y haciéndose como uno de ellos, para que alcancen la Gracia; el celibato y vida espiritual intensa y estar llenos de misericordia para confesar con amor y como Cristo lo hace. Y ¿cómo se unen estos dos sujetos de evangelización? Claro, en una corresponsabilidad que permita, que uno se apoye con el otro, y en la que se dé por entendido que el ejercicio ministerial tanto del uno como del otro, depende en primer orden de la Gracia de Dios y seguidamente del compromiso misionero en el que está inmersa una interacción que permita la evangelización efectiva. Ahora bien, es adecuado indagar, si la totalidad de los sacerdotes, están bajo obediencia del ordinario del lugar y si están llenos de la Misericordia necesaria para comunicar el mensaje de Cristo tanto a los misioneros como a los “neoevangelizados”. Pues, llegamos una vez más al tema de la incongruencia, sin embargo, es menester del laico y función de la Iglesia, apoyar en oración a dichos ministros que no corresponden a sus funciones, y seguir con ahincó y fervorosa identidad de católicos, a una misión permanente que permita cambios en la actualidad y hagan ver que la Iglesia vive por la Gracia del Creador, del que murió por el mundo y del que lo impulsa a Seguir.
Ahora, contemplamos en el documento, el punto que quizá, se ha querido llegar desde el inicio de esta reflexión. Además de la Espiritualidad Trinitaria y de que los seres humanos somos renovados por la fuerza del Espíritu Santo, se detiene el documento en la espiritualidad popular, y en ella a los pobres, enfermos y necesitados,  y como María es una maestra discipular. Es importante, no solo centrarse en el que va a ser misionero, es entender que el más importante en el oficio misionero es el que esta sediento de la palabra, sin olvidar en ningún modo que los misioneros deben seguir alimentándose constantemente. Ahí estamos, de nuevos llamados al amor a los necesitados, fieles  y testigos de la muerte y la resurrección  de Cristo, siendo santos y antojando por mi testimonio al banquete celestial. Este enseñar y catequizar de los DM, debe complementar lo que se ha denominado espiritualidad popular, que tiene un valor profundo en la cultura latinoamericana.          
Recordemos una vez más que desde el numeral 258, nos habla como Dios se revela en los pobres y opta por ellos encarnándose en la cultura. El pueblo latino ve a Dios inculturizado que camina en su realidad, y así, la piedad popular, es un modo de entender un poco más de Dios, de acercarse a su gran divinidad. Así como el pueblo europeo lo pensó desde un intelecto marcado y positivista, Latinoamérica lo entiende desde sus realidades (novenas, peregrinaciones, rezos) que sostiene a la Iglesia y que acerca a los fieles a un atisbo del “cielo”.  El documento reconoce el método teológico diferente como válido, más latino, que se revela en la palabra, en la tradición, en los pobres y necesitados. Es bello como los obispos no anulan de ninguna forma la experiencia de los pueblos, más bien las resalta y hace ver que son anticipación de la liturgia celestial, “recordando que Medellín, manifiesta que el pobre, el de la espiritualidad popular, es un lugar teológico y Santo Domingo, sin criticar a Medellín, manifiesta que la nueva evangelización debe respetar la dignidad de las culturas de los pueblos”. Ahora Aparecida, respetando lo anterior manifiesta algunos otros puntos que enriquecen dicha espiritualidad: la Palabra, camino de autentica conversión, la Eucaristía lugar privilegiado de encuentro con Dios, la reconciliación que me hace encontrar singularmente con Cristo, la oración personal para poder ser AMIGO DE CRISTO, en comunidad de la mano de María quien es la Discípula perfecta y Maestra  discipular.
Además de los puntos anteriores, se postula que en la mayoría de católicos que no frecuentan la Misa dominical, la lectura de la Palabra, ni la vida sacramental, les falta consciencia de ser sal y fermento  en el mundo con una identidad cristiana fuerte y peligran por dejarse inclinar hacia denominaciones religiosas que no favorecen a la estabilidad, ni permiten el alimento eucarístico perenne, recordando que la Católica es la Iglesia instituida por Cristo. Ésta, ofrece lugares valiosos, con  permanente formación y catequesis, para que los bautizados no suficientemente evangelizados encuentren a Jesucristo como opción de vida desde cualquier estado vocacional y que le permitan forjar una identidad como verdaderos católicos en afán de la imitación de Cristo: la familia que introduce a una vida cristiana de fe, la parroquia,  las comunidades eclesiales, movimientos eclesiales y nuevas comunidades, seminarios y casas de formación religiosa, los centros educativos católicos y las Universidades católicas. Se vislumbra así, el interés de la Iglesia para que haya maneras de formación serias y concretas que permitan un fiel congruente a lo que predica, sin embargo, retornamos a las insensateces de algunos de los miembros de la Iglesia pues al parecer olvidaron que la Iglesia necesita sacerdotes y consagrados que nuca pierdan la conciencia de ser discípulos en comunión, obedientes al magisterio, y célibes según el ejemplo de la donación nupcial al hijo de Dios.


LA VIDA DE JESUCRISTO PARA NUESTROS DISCIPULOS
Jesucristo, en un acto de amor infinito y misericordioso, se entrega siendo verdadero Dios y verdadero hombre, para hacernos participes de la naturaleza divina, de su vida propia. Sin embargo, a pesar de que vino a darlo todo, hay pobres que tienen sed de vida y felicidad en Cristo, no solo carentes de recursos económicos, sino que reflejan rostros desesperados maquillados en felicidad pasajera e insipiente, a los que les convendría frecuentar los sitios en lo que pueden encontrar a Jesús. Jesús al servicio de la vida, nos ofrece alimento (la Palabra, la Eucaristía, Sacramentos, los hermanos, entre otros), sin embargo, se ven injusticias, personas excluidas e ignoradas en su miseria y su dolor, que contradice el proyecto del Padre. Ahora bien, es menester cuestionarse; ¿Qué hace la Iglesia Católica para que realmente, en la vida de los necesitados esté presente la vida de Jesucristo? Hay que servir a Jesucristo en los más pobres, pero el sentido hedonista del presente, pone a la vida en función del placer inmediato y excluye el servicio inmediato.  
Las personas que viven en la calle en las grandes urbes, migrantes, enfermos, adictos dependientes, detenidos en las cárceles, son nombrados en el documento para la promoción de la dignidad humana, sin embargo, al parecer, por la misma naturaleza de ser documento conclusivo se expresa ligeramente, el cómo evangelizarlos, y como la Iglesia los tiene en cuenta. ¿Sera con pastorales y acompañándolos, que la Iglesia debe actuar?, ¿será que la Iglesia, tan constantemente, debe pasar la responsabilidad al estado sobre la realidad actual con estos necesitados de la Palabra de Dios y de Igualdad?  ¿Realmente como Cristianos Católicos  estamos al servicio de una vida plena para todos?  
La iglesia, debe soluciones, y hacer nuevas todas las cosas. Los más necesitados, están cansados de que los remitan de un estamento a otro, porque nadie sabe de quién es la responsabilidad. ¿Cómo podemos seguir siendo tan indiferentes al sufrimiento de los que se pierden del redil? ¿Acaso Jesucristo no manifestó que el pastor deja a las noventa y nueve por buscar la que no vio rumbo y se salió de los límites? ¡Despierta Iglesia!, el poder no es lo importante, pues, si lo ha ido perdiendo es porque Cristo permite todo para el bien de los que lo aman. Los necesitados gritan pidiendo soluciones, no inmediatistas, buscan soluciones que cambien el rumbo de nuestras vidas, y quien más que la Sabia Iglesia, que lleva el mensaje de Jesucristo para solucionarlo. Debemos salir de los vértices dados desde décadas pasadas, y debemos hablar de una real  Nueva Evangelización, que no remita al pobre a estancias judiciales, más bien que encuentre en la Santa Madre Iglesia, y en sus ministros, amor y fraternidad, dulzura y calor de un Discípulo de Cristo. Entonces, ¿ralamente debernos ser solo discípulo y misionero?, ¿no necesitamos actores activos de esta realidad cruda en incipiente? ¿Necesitamos actores que no se agoten con la simple denuncia de los males existentes, sino que de propuestas de soluciones incluso audaces exigidas por la fe? Cada vez que vean a un discípulo misionero, deben encontrar respuestas dadas a la luz del Espíritu Santo, y que respondan, no con discursos efímeros y vacios, si no con verdad y con propuestas que les den herramientas para poder, por si mismos y también guiados pos ministros, llegar a ver el rostro de Jesús en todas las personas y ser felices.  Se proponen en estas conclusiones, situaciones reales (más no completas) que aquejan a Latinoamérica y el Caribe, pero falta una profundización, que con la sabiduría de los particulares de los lugares, se que se podría lograr. Realmente, y para las necesidades que aquejan a nuestro continente, no solo se debe ahondar y profundizar en que tanto debe tener el plan de formación de los Misioneros (sin demeritar su importancia), más bien, y se reitera, debe haber una propuesta audaz, clara, estructurada, responsable que haga que los ministros no sigan siendo incongruentes y que en el rostro del pobre, Veamos al que debemos servir, a Jesús. Por eso con el Espíritu Santo, para los pobres, testigo fiel del amor de Cristo en santidad. Esto le corresponde a la Iglesia.              

ensayo de catequesis


La conferencia de obispos llevada a cabo en la ciudad de Medellín desea Aterrizar el Concilio Vaticano II a la realidad Latinoamericana; La Iglesia interpelada por las problemáticas sufridas por sus feligreses se siente responsable en los cambios de mentalidad y de forma de vida de los mismos. Por esto hace la continua insistencia de hacer de su acción pastoral una continua voz de aliento, compañía y apuesta radical por quienes más sufren. Ver en el pobre latinoamericano de las grandes urbes o en el campesino olvidado; en los que sufren la violencia o en las víctimas de la desigualdad económica, el rostro mismo de Cristo sufriendo los dolores de todos ellos; meter en la piel el sufrimiento del latinoamericano, hace que descubra en él la presencia viva de Jesús clamando justicia. De este modo la Conferencia de Medellín analiza y propone posturas radicales frente a los temas de injusticia más graves ocurridos en esta parte del mundo, una forma concreta de hacer vida el Evangelio de Jesús en los contextos más tristes y deprimidos de la sociedad. Se da un “grito” que expresa la necesidad de revaluar muchos aspectos concernientes al quehacer pastoral, entre ellas la catequesis con jóvenes, familia y adultos.
Se trae a colación la conferencia de Medellín, sustentando que desde tiempos pasados, la misma Iglesia manifiesta que debe haber un cambio radical en la forma de comunicar el Evangelio sin necesidad de cambiar el mensaje de Jesús. Ahora bien, el documento se torna en demasía interesante, cuando hace críticas que permiten que el lector provoque en sí, pensamientos de aceptación a las pasturas planteadas.
Pártase del hecho de la necesidad de cambio. Pero, ¿cambio de qué? Con respecto a la pastoral y catequesis, varias situaciones suficientemente ilustradas y que se ahondara en cada una de ellas, indudablemente dando razón a dichos postulados. La comunicación, formación de catequistas, “nueva evangelización”, “la empresa católica”, pérdida de la relevancia social de la religión, “religión a la carta”, “esquizofrenia religiosa”, conformismo, indiferencia, entre otros, son los postulados que se plantean de forma fuerte, sin embargo bastante acertados.
La comunicación. Este es uno de los puntos en lo que hay que ahondar, pues posiblemente es el origen de la situación actual, más no nueva de la catequesis y la pastoral. El hecho de que la Iglesia por medio de la mayoría de sus ponentes comunique el Evangelio de forma “pobre y sin calidad, que responda a preguntas que nadie se hace y que se dirija a público inexistente” da fe de que hay poco interés en conservar la idea evangélica de la conformación de la Iglesia y de vivir en comunidad, pues, al parecer se da por hecho de que los feligreses, en su proceso católico evolutivo, van formándose, sin necesidad de detalles y conceptos que permitan edificar aún más la personalidad cristiana basada en el amor por Dios y por el próximo.                
Dentro de este punto, y sin desligarse, se toca el tema de la formación de los catequistas. Sin dejar de reconocer lo que los laicos hacen por la Iglesia y por los nuevos “aprendices”, “la formación de los catequistas” deja mucho que desear, pues están lejos de responder a las necesidades actuales. Así, sin irse muy lejos, sería adecuado evaluar integralmente cual es el mensaje que están llevando los formadnos de los seminarios a los distintos grupos eclesiásticos, si desde el momento de la preparación de lo “a comunicar”, se nota improvisación, pequeñez, falta de voluntad, creyendo irracionalmente que, alguien más, algún día les dará el mismo conocimiento de forma más adecuada, y que se viven procesos insignificantes. Esto denota la falta del encuentro kerigmático, de los que dicen ser portadores del Evangelio y futuro de la Iglesia. Recordando entonces, que hay que partir del hecho que debe haber un cambio, se debe llegar a un equilibrio del que bastante se ha hablado, pero no se ha visualizado. Encontrar el punto medio en el que los laicos no asuman tareas y funciones de los clérigos, pero que tengan deseos inacabables de formarse sin fatiga, con ansiedad y con amor, para poder llevar la imagen real de Cristo misericordia y felicidad, no de cansancio, irritabilidad, mal trato y falta de ánimo.
Un punto, que llama mucho la atención también es “región a la carta”. Sustenta el autor que esto se da gracias a la subjetividad de su propia religiosidad por la cual se da una aceptación parcial y condicionada, atreves del filtro de las apetencias personales, además es complemento de otro postulado que manifiesta que el cristianismo no está en Crisis (y menos la persona de Cristo), lo que está en crisis es este Cristianismo, el que “vende” esta Iglesia. A pesar, de que desde los principios de la Iglesia, se han presentado discusiones, en ocasiones infundamentadas, pues no “escuchan y leen la palabra de Cristo”, han permitido que las personas empiecen a trastocar el mensaje de amor real de Cristo y que hagan religiones y creencias, tanto como hay humanos en la tierra. Entonces, ¿donde está la situación actual, y más que la situación, la solución de esta realidad insipiente y que cada vez más hace que las personas se alejen del seno de la Iglesia? No se pretende dar soluciones infundamentedas, solo se pretende recordar que el mensaje de Cristo es muy claro, el Amor. Y no amor solo algunos pocos, o entre minorías, o amor a los que piensen de tal o cual forma, o amor a los que actúan de “manera adecuada”, o amor a los que tienen y no dan o a los que piden. No. El mensaje que se debe dar es un mensaje real, que sea sustentado con la práctica y con un acto puro y transparente, actos de humildad que den razón del Cristo que no está en crisis, más bien que de rezón de la vida intachable del maestro y que permita a más personas, cada vez más, enamorarse del maestro humilde que siempre está con una palabra de misericordia para con sus hijos.
FABIAN BOLAÑOS – PROPEDEÚTICO - 2012

que tiempos!!


que experiencia


mi comunidad